
Bueno, un día más, regreso a este querido pero vergonzoso blog que yo tengo, supuestamente compartido con Parra, pero del cual, por motivos relacionados con youtube y google+ ya solo tengo yo el gusto de saber la contraseña. Hoy no estoy tan inspirado como el otro día, por lo que si la entrada anterior era mediocre y poco graciosa, esta no lo va a ser nada. Pero bueno, siempre se puede intentar, y siempre puede haber quien se ría por no llorar. Aunque nada de esto va a pasar, básicamente por que estas lineas que escribo quedan entre este blog y yo, y tal vez un día de 2025 Ana recuerde la existencia de aquel blog llamado La Patata Verde, creado en 2008 como trabajo de tecnología (Que sí, que esto es un poco cutre... pero oye, si lo hubiera hecho del canto del loco me arrepentiría más) y entre, vea y me comente que lo ha leido en la red social de moda en ese momento (si es que entonces sigue la moda de las redes sociales, igual se descubre algo novedoso como el hablar en directo).
AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!! Si esque me enrollo como las persianas escribiendo, me enrollo tanto que he perdido el hilo de lo que iba a contar, si es que iba a contar algo, que empiezo a pensar que no. De todas formas, como esto se supone que es un diario, voy a contar lo que he hecho hoy, que así algún día leer esto me llenará de melancolía y emoción, cual recuerdo de la infancia se tratase.
Sin más dilación, y en lenguaje decimonónico, empiezo estas lineas de mi preciado diario:
Estimado Diario.
Mojo mi BOLIBIC en el tintero (iba a poner pluma, pero queda extremadamente homosexual) para contar los emocionantes y cautivadores sucesos acontecidos en el día de hoy. A las 7 y media, tal y como viene sucediendo cada viernes desde que comencé mis estudios universitarios en la prestigiosa Universidad de Valencia, sonó el despertador y me despertó cual pajarillo con sus cantares (un pájaro un poco joputa, todo sea dicho) y así, dejé el ayuno (vamos, que desayuné), me puse mi atuendo universitario (una sudadera, unos pantalones y las converse, pa qué más) y allá a las 8, tras una carrera en busca del trolebús que se dirige a la facultad sita en el Paseo Valencia al Mar y he subido las escaleras de ese Templo del saber y la comunicación que es mi facultad. Allí aprendí todo lo que necesito para ser un buen comunicador audiovisual: por qué se hacen los envases de mercadona cuadrados, qué agricultores trabajan para mercadona, donde se fabrican las piezas del iPod, las partes de una entrevista médica, y como se hace una campaña publicitaria fallida.
Tras esto, me dispuse a ir al que es mi hogar desde donde escribo, y como hacía un día tan bello y soleado, decidí ir caminando hacia casa. En el camíno, regresé al 2011 y a su manera de escribir, llegué a casa, y me he pasado una tarde tan aburrida que me he visto obligado a escribir paridas en blogs que no lee nadie. Esta noche veré a José Mota, me iré al chino y luego a dormir como un bendito que es lo que toca.
Adiós!